Realtos de Chua

Guaicora

En su época más floreciente La Casa de la Cultura de Tacarigua fue escenario de muchas y diversas actividades: yendo desde los Grupos de Coral, Escuelas de Canto y Música: hasta la Representaciones Teatrales.

Así, fueron muchos los Tacarigüeros  que aprendieron a bailar con el Profesor Pin, a cantar con Toño el Asuntino, y a dar sus primeros pasos en teatro con la Profesora Elvia Méndez.  Época también floreciente para FEDECENE a la que conformaban mas de veinte Centros Culturales de Margarita y Coche y con los que solíamos compartir actividades tanto deportivas como culturales, brillando siempre Tacarigua en ambas.

Dentro de las representaciones Teatrales, hubo una que causó impacto por su guión y escenografía. Se trata de GUAICORA, obra teatral adaptada por Cheguaco y que plasmaba el primer encuentro que tuvieron los conquistadores españoles con los indios Guaiqueríes en la época de la conquista. Con Guaicora aprendimos de la rebeldía del indio nativo desde sus inicios, de su resistencia al sometimiento y de su  aguerrida actitud a la hora de defender lo que había sido suyo desde milenios.

El grupo estaba integrado casi en su totalidad por actores Tacarigüeros. En su mayoría éramos muchachos y muchachas en la edad de la adolescencia. Los personajes eran diversos; yendo desde el Piache o brujo de la tribu (Cheito Mamá Olla), hasta los indios Mureche (Chacalera) y Guaitoroco (Miguel Quijada); pasando por Guaicora (Rafaela) y  el Capitán Diego De Malaver (Euclides Gil). El resto del elenco lo integraban Mi persona, Güilla-Güilla, Mercedita Andrea, Yanelis Zabala, Belkys Marcano, Edgar Lárez y otros que no vienen a mi memoria. Los efectos de sonido, la escenografía, el vestuario, la utilería y la publicidad, estaban a cargo del primo Yeko, quien además servía de apuntador. La dirección la tenía la incansable Elvia Méndez.

Los preparativos para la primera presentación fueron bastante fuertes, mas aún si tomamos en cuenta que el vestuario de los indios escogido por el primo Yeko,(una malla de licra marrón que nos cubría de los pies a la cabeza y que era nuestro único atuendo, sin nada abajo), aparte del sofocante calor que esta producía, permitía que sobresalieran en toda su magnitud los órganos genitales de varones y hembras. Tanto es así que Güilla-Güilla estuvo a punto de desertar.

La sesión de maquillaje era la mas esperada, tanto por Miguel Motolongo como por Güilla, ya que durante la misma daban rienda suelta a sus fantasías. Los escrúpulos y el miedo escénico eran totalmente acribillados por tres chacaritas de Don Simón que nos ingeríamos minutos antes de la salida en escena.

A parte de ejecutar una danza guaiquerí en grupo, mi única actuación se limitaba a servirle a Guaicora una ofrenda consistente en una bandeja provista de un hermoso pargo tiranero, buscando con ello calmar su ira provocada por la invasión foránea. Pargo este que devoraba  Miguel, antes de que terminara la presentación. En las presentaciones siguientes el pargo fue sustituido por corocoros que corrían la misma suerte que el manjar anterior. Por ultimo, tuvimos que colocar pescados plásticos.

Con Guaicora se recorrió toda la Isla y buena parte de Venezuela, llegando a internacionalizarse el Grupo, con otra obra,  haciendo una presentación en Colombia.

JESÚS “CHUA” SALAZAR

Fundación José Joaquín Salazar Franco

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