El Tesoro
Este juego consistía en la elaboración de una serie de pistas contentivas de claves, cada una de las cuales llevaba a la siguiente pista, y así sucesivamente hasta llegar a la última que daba derecho al feliz ganador de una suma en dinero equivalente a cincuenta bolívares. El contenido de las pistas era escrito a maquina y se colocaba dentro de un sobre en los diferentes sectores que componen la geografía tacarigüera. Las mismas siempre hacían referencia a personajes o sectores del pueblo.
Desde el primer día que se daba por iniciado el juego, se desataba en el pueblo toda una labor detectivesca y allí salíamos todos los equipos conformados por muchachos en busca de las susodichas pistas, rastreando palmo a palmo todas las calles y terrenos baldíos del pueblo.
No faltaba entre los grupos quienes en su labor de detectives dejaran pistas falsas con el fin de confundir a los otros grupos y desviar su atención hacia otras zonas, diferentes a las que hacía alusión la pista verdadera. Tampoco faltaban los rumores de que si por ejemplo, había dicho Carmen la de Chinés que ella se había levantado como a las tres de la mañana y había visto que Chael Mata había lanzado un sobre entre las matas de la plaza… y allí íbamos todos los muchachos a escudriñar rama por rama y hoja por hoja todos los arbustos de la plaza. Tampoco faltaba quien dijera que había visto a Pedro Rivero cruzar con su carro hacia los lados del Complejo Plástico y había escondido algo debajo unas piedras ….y así sucesivamente.
Mi equipo lo conformaba Moisés Gil (el clavo) y Teodoro, mi amigo de infancia, juventud y de toda la vida.
La primera pista fue del dominio público y se colocó en la cartelera del C.D.C. Su contenido rezaba lo siguiente:
NO SE TRATA DE UN RATÓN
NO OBSTANTE, ES UN ROEDOR
EN EL PUEBLO HAY DOS ESPECIES
EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.
Copiamos el contenido en un papel y nos dirigimos a nuestro escondite a descifrar el enigma. Después de mucho meditar fue Moisés quien dio con la clave:
— Tiene que ser un conejo -dijo.
Fue así como veloces nos dirigimos hacia Toporo a escudriñar cuarta a cuarta la calle que va desde la casa de Chumón hasta la casa de Salomón, incluyendo los frentes de las casas de Eladia y Candelario. Perdimos toda una mañana sin éxito. Allí se nos unieron otros grupos, pero ya Moisés tenía preparado el Plan B. Sacó de su bolsillo una pista falsa, en donde en lugar de conejos se hacía alusión a los monos, y allí salieron los muchachos hacia otras latitudes, mientras nosotros nos dirigimos raudos a peinar el área circundante al hábitat natural del otro conejo: el de grea.
Después de mucho buscar, la conseguimos disimulada dentro de una papeleta de café Flor de Margarita, justo al lado del burrito de agua que estaba en el frente de la casa de Aparicia.
El contenido de esta nueva pista decía lo siguiente:
FRONDOSOS Y SIEMPRE VERDES
COMO GIGANTES EN PIE
DE NOCHE SALEM LOS DUENDES
Y EN EL DIA DAN ALBERGUE
AL COLORIDO Y EL CANTO
DE LA CHIQUÍA Y LA PESPÉ
Lo primero que llamó la atención al ojo avizor de Moisés fue la palabra SALEM. Yo le dije que podría ser que a la maquina de escribir se le hubiese echado a perder la N y la habían sustituido por una M que era la letra mas parecida fonéticamente, pero el argumento no le convenció y siguió maquinando sobre ese detalle. Teodoro prometió hacer la pesquisa sobre la maquina y mas tarde nos informó que la N era la letra que la maquina marcaba con mas nitidez. Para nuestra suerte esa noche cuando Alirio, el cuñado de Moisés, le fue a hacer la visita formal a Flor llegó fumando una nueva marca de cigarrillos cuya cajetilla era de color verde y blanco y en sus caras planas sobresalían hermosamente las letras que identificaban la marca como SALEM. ¡Bingo!, dijo Moisés, les aseguro muchachos que esa pista está metida dentro de una caja de cigarros SALEM.
Decidimos suspender la labor hasta el día siguiente, pero esa noche en la casa donde yo vivía, casa de mi tío Juan Salazar, se llevó a cabo una conversación entre mi papá y el Sr. Cruz Gil. Normalmente sus conversas trataban sobre las bellacadas que ambos habían hecho cuando trabajaban en los campos petroleros del Zulia, pero esta vez la misma giró sobre duendes y chiniguas. Fue asÍ como en una de estas le escuché decir al Sr. Cruz Gil:
– Donde siempre se ha dicho que salen duendes y chiniguas es por aquí por los robles de Pío.
Veloz pasé buscando a Teodoro y ambos nos dirigimos al molino a darle la buena nueva a Moisés. Nos dijeron que no estaba y al final lo conseguimos casa de Carmencita la de Nacho conversando con Zulay y con mi actual compadre Chuito Millán. Planificamos realizar la pesquisa al día siguiente tempranito.
Marcamos el perímetro de búsqueda entre la casa de Teodoro Gil y la alcantarilla que inicia el camino hacia Tacariguita, ordenando a nuestras pupilas que no percibieran otra cosa que no fuera una caja de cigarros color verde y blanco. Allí estuvimos todo el día hasta que el astro inició su ocaso por Mueresol.
Esa noche para nuestra fortuna se presentó casa de Teodoro, Berto el de Regino, convidándolo a cazar chiquias en unos robles que quedaban mas arriba de le Pedro Marcano. Hacia allá nos dirigimos al día siguiente y allí conseguimos la caja de SALEM encastrada en un tronco de los robles que quedan frente al conuco de Vicente González.
Esta nueva pista por poco nos vuelve locos; pues, a nuestro parecer, su contenido no hacía alusión a ningún personaje o sector del pueblo. Tan solo expresaba lo siguiente:
LEONARDO DA VINCI ESPERA POR TI.
Desilusionados la analizamos una y otra vez, sin obtener ninguna orientación. En el pueblo no había nadie que se llamara Leonardo, y Da Vinci ,mucho menos, murmuraba Moisés añorgado por la decepción. A Teodoro se le ocurrió que podría ser un pintor del pueblo y allí nos dirigimos a barrer centímetro a centímetro, pero sin éxito, los alrededores de la casa de Juan Eustaquio, siendo su hijo Che Ramón el pintor mas conocido en el pueblo para esa época (El primo Yeko, para ese entonces ,aún se encontraba en tierras de San Félix, pasando las de San Quintín, pero pregonando y poniendo en práctica el pensamiento filosófico de San Lucas).
Yo propuse compartir la clave con un miembro de los otros equipos. Moisés al principio no estuvo de acuerdo pero al final aceptó (agarrando aunque sea fallo, dijo). Fue así como invitamos a unirse al equipo a Joaquín el de Cheguaco. Joaquín leyó la clave pero tampoco pudo darnos una orientación que nos permitiera descifrar el enigma.
Decepcionados nos sentamos los cuatro en un banco de la plaza a llorar nuestra frustración, cuando ocurrió el milagro del Corazón de Jesús. A nuestras espaldas se escuchó una ligera conversación entre dos Marías. Una de ellas era María la Morocha y la otra era la Sra. Maria Ruiz. La señora Maria Ruiz le estaba entregando a la Morocha una bolsita con unos chimbomboes para que se los llevara a su hermana Licha Ruiz. La Morocha le dijo que como no, que ella iba a pasar por la Gioconda y luego pasaba dejando la encomienda. Allí fue cuando Joaquín pegó el grito ensordecedor.
¡La Gioconda¡… ¡La bodega de Juanchito!…¡Juanchito es Leonardo Da Vinci!
Así se llamaba la bodega del Sr Juan Rivero, a quienes todos en el pueblo le decíamos cariñosamente Juanchito. Hacia allá no dirigimos y los cuatro en coro lo interpelamos:
¡LEONARDO DA VINCI ESPERA POR NOSOTROS!
El Sr. Juanchito nos dibujó en su rostro la sonrisa que siempre tuvo y luego sacó de un frasco donde se guardaban los hilos de costura, los diez fuertes que conformaban el TESORO ESCONDIDO y que nos permitió disfrutar holgadamente las fiestas patronales del año 1970.
JESÚS “CHUA” SALAZAR
Fundación José Joaquín Salazar Franco

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