Denis Rodríguez

La Gastronomía lo unió para toda la vida

Cuando Peruchito compartió con Emilia, un chicharrón con pelo sintieron que no se separarían nunca.

Cuenta en el Pueblo que el padre de Peruchito leía mucha mitología y quiso tener un hijo fuerte como Hércules, y pasó tres días y tres noches haciendo el amor con su esposa, (el catre donde realizaron el amor aparece en el libro Guiness). El señor quedó exhausto y la mujer esfaratada. A lo nueve meses nació un niño, delgadito, fruncido y enfermizo. Su padre creyó que no era conveniente nombrarlo Hércules, por que podían coger por llamarlo por el diminutivo y prefirió ponerlo Pedro. El padre murió si saber que su hijo llegaría a ser un gigante en muchas actividades.

Emilia también nació delgada, aunque alegre, chistosa, trabajadora y con el tiempo se hizo una mujer bella y hermosa.

Peruchito y Emilia se conocieron en las clases de la Maestra Antonia. El primer contacto fue un día de la alimentación donde compartieron frutas y una cecina de chivo que trajo éste de su casa, especial para la ocasión. El segundo contacto fue en el acto cultural realizado el día de la fiesta del árbol, donde ellos participaron bailando. Sus amigos recuerdan que Peruchito en ese tiempo bailaba muy mal y que con sus alpargatas con tacones pisó varias veces a Emilia en sus delicados pies que tenían unos incipientes juanetes. Pero ya en ellos se había instalado el amor de tanto comer chicharrón que Emilia no sintió dolor alguno y jamás le volvió a salir un juanete.

Todo fue amor ellos que crecía en alma y cuerpo. Cada día el amor era más delicado y fino y sus cuerpos eran cada día también más hermosos.

Cuentan que solo hubo en ellos una desavenencia. Fue cuando Peruchito le regaló unos chicharrones con pelo brujos, es decir que eran solo tocino, cuero y pelo. Éste no pudo con su gula y a cada uno de los chicharrones le quito el poco de carne que tenían. Ella consideró esto como un agravió y lo dejo por un tiempo. El aprovechó ese tiempo para viajar a tierra firme y aprender muchas cosas, estuvo en varias zonas, trabajó en las compañías petroleras y se graduó de comerciante. Dice que cuando se enteró que Emilia lo perdonaba y lo requería se puso tan contento que bailó en Anaco, en el Catapún y en El Tigre, en el Mosquero, fox-trot (antes era un bailavalse) y lo primero que hizo cuando llegó nuevamente al Pueblo lleno de regalos y la promesa de casarse con Emilia fue invitarla a bailar un raspacanilla, los primeros en bailarlo, en los Listas. Peruchito llegó ser un Nureyev criollo, además de ser un gigante en el comercio y las finanzas.

Fue una pareja feliz, muy linda, imposible no verlos por sus tallas unidas. Un colombiano pasó por el Pueblo y los vio, los retrató y se lo enseño en Medellín a un niño que se hizo pintor y fue famoso pintando gordos. Por que el amor era para ello: comer, amar, comer, dormir, comer, trabajar, comer y dormir. Al final de sus días en una poltrona sentados bailaban comiendo, hasta que su tiempo tan hermoso se detuvo.

Fundación José Joaquín Salazar Franco

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