LAS OCURRENCIAS DE CHEMIGUEL GIL
José Miguel Gil “Chemiguel”, fue uno de los tantos tacarigüeros que formaron parte de la diáspora margariteña, y en la década de los sesenta se llegó a la cálida tierra de Ciudad Guayana y ahí se residenció por los lados de San Félix y más tarde empezó a formar parte de la nómina de Sidor, hasta que una huelga de trabajadores en el año de 1971 en esa factoría de acero, lo dejó fuera por apoyar dicha manifestación, por la cual destituyeron a quinientas catorce personas de esa empresa.
Chemiguel fue uno de esos hijos de Tacarigua, abiertos, solidarios y sobre todo con la chispa margariteña a flor de piel, para dar la respuesta precisa y llena de humor a cualquier circunstancia que se le presentara en la vida.
Por eso en cierta oportunidad, a los pocos días de haber salido de Sidor, por apoyar la huelga de trabajadores ya mencionada, se encontraba Chemiguel acostado en su chinchorro de moriche, oyendo la radio, cuando escuchó al locutor de guardia, decir: “Fetrabolívar pide reenganche para los quinientos catorce trabajadores botados de Sidor”; no titubeó en responder: “Serán quinientos trece, amigó, porque lo que soy yo, no vuelvo más pa´ esa desgracia”.
En los tiempos del gobierno de Luis Herrera Campins (por quien votó Chemiguel, creyendo aquel eslogan de: “Luis Herrera arregla esto”), una comisión de la Guardia Nacional, le decomisó unas cajas de cervezas que nuestro personaje vendía sin licencia, en su bodega.
A pocos días después, mi tío Iginio Malaver llegó a visitar a Chemiguel y notó que el retrato de Luis Herrera (que antes estaba en el porche), su compadre, lo tenía colgado en una cuerda de guindar ropa, y por tanto le señaló: “Compay, hay que ver que usted es bien sinvergüenza: viene la Guardia Nacional y le quita las cervezas con que usted se ayuda y todavía tiene ese hombre en su casa”. Por esto Chemiguel, velozmente manifestó: “Sí, ahí lo tengo afuera, castigado, aguantando sol, agua y sereno, porque no lo pasó más nunca pa´ entre la casa”.
Omar Marcano (+), un hijo de Los Millanes residenciado en Puerto Ordaz, contaba que una vez llegó Chemiguel con unos tragos encima a su casa, pero como en la vivienda de enfrente se había muerto un señor, vino Chemiguel y se metió para la casa y ahí, al ver el difunto, se fue en llanto. Y era tal el sollozo, que una persona ahí presente se le ocurrió preguntarle si era algo del muerto. “No amigo, no soy nada de él”. ¿Y por qué llora tanto, entonces?, preguntó el señor. “Porque yo entré aquí y me di cuenta que a este muerto no lo lloraba nadie, y me dio tanto sentimiento, que me fui en llanto”, exclamó Chemiguel.
También se contaba que a Chemiguel le dijeron que un señor de San Sebastián, residenciado en la zona del hierro, había vuelto con la mujer después de tres años que ésta lo había dejado, a lo que nuestro personaje, contestó: “Si, volvió, pero se la devolvieron con los cauchos lisitos”.
En una ocasión Chemiguel tuvo uno de esos líos comunes entre marido y mujer y ésta incluso, bajo el furor de la pelea, le dijo que se fuera de la casa. En vista de esto, Chemiguel reunió a sus hijos y les indicó: “Ay, hijos míos, que se será de ustedes si de aquí de esta casa se les fuera “Pepeganga”.
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El triste jonrón de “Patón” González
El triste jonrón de “Patón” González
EMIGDIO MALAVER G.
Segundo inning, Víctor “Patón” González, y ya tu equipo gana 4 carreras por cero, y tú ahí en el cajón de bateadores pensando en los tablazos que pegas cada vez que juegas en el terreno pedregoso del “Mureche”, el cual es muy diferente a este estadio de Los Millanes (Isla de Margarita), que tiene grama y unas tapias altas por donde pasas tu vista y por donde quieres pasar la pelota, ante este pitcher que tuvo la osadía de poncharte parado, a pesar de que se tambaleó en el propio primer inning, y de ahí que tu equipo San Sebastián le haya anotado 4 rayitas para ir arriba en la pizarra sobre el equipo de La Vecindad que ha sido un fuerte rival en todos los torneos en donde ha participado tu novena.
Piensas y ves a los coachs y también tiras una miradita para el círculo de espera donde está Dalmiro Malaver, quien es el prevenido y de paso es el manager del conjunto, y por eso está diciendo: “Arriba, “Patón”, no tengas miedo. A la buena tienes que darle”. Y tú ahí, Víctor “Patón”, confiado y galopando tu mirada sobre el lomo de la tapia del center field, y hasta te dices: “Por ahí la voy a pasar, porque lo que soy yo la saco en este turno”. Y te cuadras con la carabina al hombro, mientras el lanzador ve las señas de su receptor y una vez que están de acuerdo, el pitcher lanza, y tu swing, “Patón”, es totalmente perfecto y al hacer contacto, sale una línea tendida por todo el jardín central que hace que el público se pare en las tribunas y la bola se va, se va, se va… y se fue de cuadrangular. Y la algarabía, Víctor “Patón”González, en las tribunas estalla y el eco llega hasta San Sebastián, el cual hace exclamar a Simón Guerra, en su bar: “Ese es un jonrón de “Patón”, donde vaya”. Y se vacía el dogout y te sale a recibir, menos Dalmiro Malaver, quien te espera en el círculo de prevenido y ahí te dice muy serio: “Muy bonito lo que hiciste. Tú no sabías que solamente había dos pelotas buenas, y a tí se te ocurre botar una. Ahora se pierde la otra y suspenden el juego. A tí es de matarte Víctor “Patón”.
EL AZADÓN EN LA ANÉCDOTA TACARIGÜERA
Tacarigua aparte de ser un pueblo agrícola por excelencia y ser cuna de personas que se han destacado en diferentes oficios, es un lugar donde los cuentos y los relatos corren libremente por esquinas, calles y vericuetos. Pero como ya dijimos que la agricultura ha jugado papel importante de su vida, el azadón también lo ha hecho y sobre él van a versar las siguientes anécdotas.
Se cuenta que el Sr. Pedro Negro, un día ya cansado de “jalar” azadón y que de paso se perdiera la cosecha por la falta de lluvia, se fue para Tierra Firme buscando mejores horizontes y ganarse mejor el sustento para él y su familia.
A la vuelta de diez años regresó a su tierra natal, más limpio que uniforme de enfermera, y ahí conversó con el Sr. Severo Morao con el fin de que éste le diera un trabajito porque en realidad estaba “pelando”. “Yo lo que tengo en el conuco es un malojito que desyerbar”, le dijo Severo. “O sea que hay que jalar azadón”, respondió Pedro. “Exactamente”, indicó Severo. Y fue ahí cuando Pedro exclamó a toda boca: “Y todavía aquí jalan esa temiga, compay”.
En otra ocasión Pedro Lista se paró temprano como siempre y notó cierto alboroto en el pueblo y por tanto la curiosidad lo llevó a preguntarle a Francisco Romero, qué había pasado, y éste le respondió que le habían robado en el conuco el azadón a Eudo Morao; a lo que el Sr. Pedro Lista, exclamó: “El brío, el que se roba un azadón, se roba la muerte”.
José González, cuenta que cuando cumplió doce años, le dijo su Papá: “Este año a lo mejor el Niño Jesús, se acuerda de tí y te trae un hermoso regalo”. Desde ese día José esperó con ansias la llegada del Niño Jesús, y cuando contento se despertó el 25 en la mañana, casi se desmaya al ver aquel objeto de cabo reluciente debajo de su hamaca, o sea un azadón, marca Coleman. “Desde ahí –relata José– le cogí tanta rabia a tal utensilio que a los quince años, como pude me fuí para Anaco para ganarme la vida de otra manera, y allí me convertí en chofer de plaza y todavía estoy ejerciendo ese oficio. Si me hubiese puesto a jalar azadón, ya me hubiera muerto desde hace tiempo”.
Una noche José Gil (chepabucho), luego de tomarse una considerable cantidad de tragos de ron, se montó en una tarima improvisada y dio un mitin político, donde entre otras cosas, prometió dar azadones eléctricos para los agricultores del pueblo, con la finalidad de que éstos no sólo agilizaran el trabajo, sino que descansaran de tan torturante implemento.
Al otro día José llegó a visitar a su tío “Chico” Gil (que tenía un conuco a una distancia considerable de su casa), quien al verlo, le dijo: “Supe José que anoche diste un mitin y prometiste dar azadones eléctricos para cuando llegaras al poder, y viéndolo bien es buena idea, pero el mío va a tener un problema”. “¿Cuál tío?”, preguntó José, intrigado. A lo que dijo Chico Gil: “Es que mi conuco queda tan lejos, que el cable de ese azadón tiene que ser bien largo para enchufarlo desde aquí desde la casa”.
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Entre fiestas, alegría y esperanza
1.- Las fiestas de San Sebastián (por los cien años de la llegada de la nueva imagen del patrón a Tacarigua Adentro), tal como se esperaban, rebasaron las expectativas de propios y extraños y dejaron colmados de alegría a todos los presentes. En estos días hubo de todo: Sesión solemne conjunta (Consejo Legislativo y Alcaldía de Gómez), donde se condecoraron a destacados personajes; misa solemne; bautizo del disco de Jennifer Moya, cantándole a su lar nativo, música genuina, con un estilo muy único y original, muy propio de su extraordinario talento; aparte de la procesión, de los bailes populares, homenajes a personajes populares, también hubo maratón y ciclismo y otras actividades que hacen de estas festividades las mejores de la isla, y no sólo por eso, sino por lo maravilloso y hospitalaria de su gente.
Mañana y el domingo serán las fiestas octavarias y están programadas muchas actividades, como el reencuentro de los hijos sebastinos que vienen de afuera, con los hijos residentes; se bautizará en horas de la tarde el CD de canciones sobre el centenario de la llegada de la nueva imagen de San Sebastián, de Dalmiro “La Culebrita” Malaver, en horas de la tarde en la sede de Moculta. Igualmente habrá un reencuentro de todos los santos patrones del municipo Gómez en el puente de La Noria (entrada a San Sebastián), para luego dirigirse todos a la cancha techada donde se oficiará la santa misa al mártir San Sebastián. Esto entre otras sorpresas…
P.S. Agradezco al siempre amigo José Ramón Díaz por el obsequio de música margariteña y venezolana que me hizo llegar en estos días. Salud estimado.
El Sol de Margarita. Pag. de Opinión. 27-01-2010
El parrandón en la plaza de Tacarigua
UN REENCUENTRO DE TACARIGÜEROS
Emigdio Malaver G.
03-12-11
Tacarigua es uno de los pueblos más cultos y hermosos que tiene Margarita. Su tierra está rodeada de montañas que apenas caen unas simples lluvias, se visten con sus colores verdes intensos y le dan belleza al paisaje. Pero también este lugar adscrito al municipio Gómez, es amante de las costumbres y tradiciones que como pueblo lo identifican.
A nosotros nos contaba nuestra abuela Leticia que en el siglo pasado, apenas se acercaba diciembre, las parrandas no se hacían esperar. “Ahí casa de Chepona (Josefa Malaver) eran muchos los parranderos que llegaban, e incluso de otros pueblos, a cantar y a tomar y a disfrutar de los sabrosos sancochos que hacía aquella Buena mujer”, nos acotaba.
La parranda de ahora
Es evidente que de un tiempo para acá esta tradición de salir a la calle con un conjunto improvisado para cantar y tomar ha venido desapareciendo, no sólo en Tacarigua sino en otros poblados de la isla. No obstante, desde hace siete años un grupo de jóvenes de Tacarigua, registrado como “Fundación “Muchachos de la Plaza”, tomaron la iniciativa de revivir estas tradiciones y mpezaron a realizar eventos en la plaza del pueblo.
Manuel Lárez, integrante de dicha fundación, nos cuenta que estando una vez reunidos alrededor de un sancocho, a Manuel Marcano, integrante de dicho grupo y dueño de aparatos de sonidos, se le ocurrió realizar una parranda a la cinco de la mañana, la cual se siguió haciendo por dos años más, pero en vista de que no asistía mucha gente, decidieron mudarla hacia la tarde y que terminara en la noche y ahí nació “El Parrandón en la plaza de Tacarigua”, que se inicia a las 4 de la tarde y termina a las 12 de la noche, aunque muchas veces se extiende.
“Este evento, nos dice Manuel, es costeado a través de colaboraciones del pueblo y por medio de una rifa que se vende en la comunidad, por eso esta parranda va a durar hasta que el pueblo quiera, es decir si el pueblo algún día decide no colaborar más será la muerte del parrandón porque el pueblo así lo quiso”.
Un reencuentro de tacarigüeros
“Pero lo más importante de esto es que esta gran parranda, sirve para el reencuentro de los tacarigüeros que vienen a finales de año para compartir con sus familiares, porque siempre se hace a finales de diciembre, por ejemplo este año está planteado realizarla el día 29-12-2011”, señala Lárez. Pero aparte de Manuel Lárez y Manuel Marcano, también forman parte de la “Fundación Muchachos de la plaza”, Luis Antonio Marcano, Pedro Gil, Juan y Oscar Núñez, entre otros.
En este parrandón que contagia de alegría a los tacarigüeros antes de que el año viejo se muera, han actuado diferentes agrupaciones tales como: Parranderos de la Paz, Sol y Sereno, Parranderos de la Salina, Sabor a Parranda, Matrimonio con Cristo, Los Guaritotos y la Parranda de Fito.
En definitiva, mientras existan eventos como el “Parrandón en la Plaza de Tacarigua”, no sólo habrá alegría en las pascuas tacarigüeras, sino también se conserva un pedazo de aquella tradición que se nos escapa de las manos.
Fotos: Julián Salazar Velásquez
De cómo un niño tacarigüero nació en Praga
¿De dónde sacaron eso de “Vallita”?
16-09-2011
Unas semana atrás el amigo Rómulo Cardona, en su acostumbrada columna que publica en un diario local, como vallero genuino y devoto hasta el cansancio de nuestra Virgen del Valle, levantó su voz de protesta sobre un término que han querido endilgarle a la Patrona de Oriente, como lo es “Vallita”, el cual, dice Rómulo como nacido y criado en El Valle del Espíritu Santo y fiel creyente de la Reina de los Pescadores desde muy niño, jamás escuchó en su vida, y ahora lo pretenden imponer y hasta diciendo que es tradicional decirle así a la Virgen del Valle.
Rómulo es de la idea que dicho vocablo, muy nuevo por cierto, ha querido ser impuesto por periodistas maracuchos y caraqueños que han hecho vida en la Isla, pero que en realidad no tiene cabida en nuestra adoración hacia la Patrona de Oriente.
Así mismo, el domingo pasado en el programa radial “Música, cantos y cuentos” que conducen Juan Rojas, Alberto Carrillo y José Mota, estos también se opusieron que se estuviera llamando “Vallita” a la Virgen del Valle, pues eso no formaba parte de nuestras creencias religiosas hacia la Reina de los Mares.
En este mismo espacio el cronista de La Asunción, Luis Marcano Boadas, vía telefónica, también mostró su desacuerdo al respecto y hasta señaló que le parecía una falta de respeto hacia la majestad de la Virgen del Valle por parte de ciertos periodistas al llamarla “Vallita”, un término que no se usó jamás en más de cuatrocientos años de devoción a quien también es la Patrona de la Armada. “Por tal motivo, como margariteño, periodista y cronista, rechazo tajantemente que se siga llamando de esa forma a nuestra Virgen del Valle”, puntualizó Boadas.
Nosotros que como margariteño jamás oímos de nuestra abuela Leticia y de mi madre, quienes nos inculcaron la fe a la Virgen del Valle, tal expresión, también refutamos dicha palabra y exhortamos a historiadores y cronistas margariteños y sobre todo al amigo Régulo Hernández, a pronunciarse al respecto y dejar claro de una buena vez que los devotos a la Patrona de Oriente jamás la han nombrado “Vallita”, pues de lo contrario se corre el riesgo que se siga llamando así, porque hasta el Presidente Chávez en un comunicado de prensa, afirmó: “A ‘Vallita’ como cariñosamente le dicen”. Y eso es grave.
EL VETUSTO COTOPERÍ DE DOMINGO GUERRA
Hay ciudades y pueblos que tienen sus árboles emblemáticos, que forman parte de su identidad y por eso son capítulos de su historia, como lo es el caso del árbol de cotoperí de Domingo Guerra, ubicado en San Sebastián, sector tradicional de la Tacarigua de Margarita, al cual se le calcula más de doscientos años de vida, según Dalmiro y Alí Guerra, hijos del dueño del referido árbol.
En mis recuerdos de niño, está presente esta mata, pues el conuco de mi abuela Leticia quedaba frente a la casa de Domingo Guerra y cuando el árbol tenía su exuberante cosecha, la Sra. Águeda Gil (Yaya) nos obsequiaba a mis hermanos y a mí, aquellos deliciosos frutos del frondoso cotoperí (Talisia olivaeformis).
Pero este árbol tiene su historia y según me señalan los nombrados hermanos Guerra, perteneció a Ño Roque Gil, de ahí lo heredó Juan Narciso Gil, padre de Sebastián Gil, quien fue el padre de Águeda Gil, la madre de Dalmiro y Alí, y esposa de Domingo Guerra, de quien el cotoperí tomó el nombre.
Según cuenta Dalmiro, Juan Narciso Gil repartió sus bienes y entre ellos el cotoperí que le tocó a Sebastián Gil, pero la cosecha de dicho árbol era de todos, con el fin de que se beneficiaran del dinero que producían los frutos, los cuales eran abundantes y aún, en la actualidad, pese a ser tan viejo el cotoperí, su producción sigue siendo pródiga. “El año pasado, a pesar de que no se vende todo el producto, se hizo más de un millón de bolívares”, nos dice Alí Guerra.
Por otra parte, Dalmiro nos manifiesta que su mamá en tiempos pasados a parte de vender los frutos, repartía a los vecinos y a otros habitantes los cotoperíes, dejando a cada hijo su parte y si estaban fuera de la isla, estudiando o trabajando, se los mandaba en encomienda al lugar donde estuvieran. “Es más, hay gente que tradicionalmente viene a buscar sus cotoperíes, como lo es el caso del Ing. Luís Salinas y el profesor Francisco Mata Díaz, quienes vienen todos los años”, acota Dalmiro Guerra.
Cobijo para San Isidro
También, aparte de que su sombra ha servido para reuniones de gobernadores y otros dirigentes políticos, desde hace ocho años por iniciativa de Alí Guerra y Rafael Isidro Gil, se realizan, bajo tan frondoso árbol, el 15 de mayo, las fiestas de San Isidro Labrador, donde se le rinde culto a este santo de los campesinos, con rezos, cantos de galerón, sancochos y música bailable para todos aquellos que acuden a pedirle al santo labrador que sus cosechas sean abundantes y que las lluvias no dejen de regar sus sembradíos.
En definitiva, el cotoperí de Domingo Guerra, es parte importante de la historia del laborioso y tradicional pueblo de San Sebastián.
EMIGDIO MALAVER G.
emalaverg@gmail.com
(Tomado de la revista Margarita en tus manos)
El Galerón también se aprende por multimedia
Dalmiro Malaver, “La Culebrita de Oriente”
Dalmiro (Dalmirito) Malaver desde muy niño el canto del galerón se le metió en las venas y le llegó al corazón y desde ahí son muchas las décimas que ha echado a volar por varias partes del país y del extranjero, donde ha sido admirada su capacidad de improvisación en materia de espinela. Fue tanto el amor por estos diez versos octosílabos que su tesis para graduarse de Ingeniero en Sistema fue un proyecto para aprender a cantar galerón por multimedia, que hoy en día está en funcionamiento en dos centros pilotos, uno en Margarita y otro en El Tigre – Edo. Anzoátegui. Igualmente invitado el año pasado a la ciudad de Las Tunas–Cuba y patrocinado por Pdvsa, donde actualmente presta sus servicios, dictó una conferencia al respecto en la Universidad de dicha ciudad. Además en la zona oriental del país dicta talleres de galerón a los escolares.
Para dar a conocer un poco más a “La Culebrita de Oriente”, nombre con el que se identifica en los festivales de galerón, decidimos entrevistarlo para que sepa el país que contamos con gente talentosa a lo largo y ancho de nuestra revolucionaria patria.
-¿Cómo empezaste y por qué te gusta el galerón?
– Me inicié en la primera escuela de galerón Infantil creada en Venezuela bajo la Dirección de mi Tío Hernán Malaver “El Tacarigüero” (+). Esto fue en mi Pueblo San Sebastián – Tacarigua, Margarita, un pueblo lleno de cultura y tradición, rodeado de cultores populares con un talento impresionante para crear décimas suscitadas por algún evento cotidiano; esto despertó en mi la inquietud de cantar galerón y componer los diez versos. Me gusta el galerón porque es el medio a través del cual yo evoco mis sentimientos con mi voz y mi espinela, aparte que es un maravilloso instrumento para educar, ilustrar y alegrar a la gente de la mejor manera, es decir, a través del canto y la poesía.
-¿Cuál consideras tu mejor actuación en el mundo del galerón?
– Sin ánimo de jactancia, todas mis actuaciones son buenas, para cada presentación, estudio y me exijo al máximo, ya que el público merece respeto y es para ese público que brindo mi talento con lo mejor de mí. Pero recuerdo tres grandes actuaciones: El Festival Nacional Macuro – 500 años del descubrimiento de América, celebrado en la Ciudad de Cumaná en el año 1998 donde luego de dos largas noches de eliminatorias alcancé el Primer Lugar. El Encuentro Iberoamericano de la Décima Celebrado en el Año 1999 en San Luís Potosí – México – donde pude compartir con grandes poetas y trovadores de varios países. La XLI Jornada Cucalambeana celebrada el año pasado en la Provincia de Las Tunas – Cuba – donde compartí escenario con los máximos exponentes del Punto Cubano en las Modalidades: Espinelas Tipo Glosa y Pié Forzado y en la Noche de Gala de países Invitados logré, para satisfacción de Venezuela, la mejor actuación en la Modalidad: Décima Campesina.
-¿Con qué fin hiciste tu tesis de cómo aprender galerón en multimedia y en qué consiste?
– Para despertar el interés e incentivar a las nuevas generaciones en el aprendizaje del canto del galerón oriental, de dar a conocer la teoría de Vicente Espinel (Espinela) y de mostrar a los usuarios por medio de una Base de Datos, la vida y obra de grandes galeronistas venezolanos, esto, a través, de un instrumento didáctico y cónsono con las nuevas tecnologías. El trabajo consiste en un Programa de Auto-adiestramiento que presenta al alumno los Módulos de Rima, Métrica, Versificación, Espinela, Galerón Oriental, Velorio de Cruz de Mayo, Un Glosario de Términos, Una Galería y un Sistema de Evaluación con ponderación incluida. Está diseñado y desarrollado bajo ambiente Multimedia (Audio, Video, Texto y Animación) con uniformidad que lo hace sumamente amigable. Este proyecto se encuentra actualmente instalado en dos Centros Pilotos: Uno En la Escuela Bolivariana “Rafael Valery Maza” de Pedregales en el Estado Nueva Esparta y el otro en la Unidad Básica “Los Chaguaramos” de El Tigre en el Estado Anzoátegui.
-¿Qué aconsejas para que el galerón no muera?
– Implantar proyectos como el de Galerón en Multimedia, fomentar las Escuelas de Cantos Tradicionales, llevar y fortalecer el galerón en los Centros Culturales, Escuelas y Liceos, que las personas que dirigen entes públicos o privados apoyen a nuestros cultores populares y todas las iniciativas para la preservación del género folklórico por excelencia del Oriente del País.
– Has grabado dos CD ¿Tienes pensado grabar otros?
– Mi primera producción se titula “Mi Esencia”: sentir, tradición y vida de un pueblo como lo expresara en el prologo el Lic. David Rafael Guerra Morao. Un disco que incluye 12 temas (6 temas compartidos en las plumas de tres compositores de mi pueblo: Lico Lárez, Hernán Malaver y Simón Guerra y los 6 restantes de mi autoría) logrado con el apoyo musical de Erasmo Cardona. Mi segunda producción se titula “Aguinaldos Orientales” un trabajo realizado con esfuerzo propio y gracias a la cooperación del Prof. Dimas Lárez, del Grupo Guarapita y Pascua de El Cercado y a la mano amiga y coordinación musical del maestro Alberto “Beto” Valderrama, este disco al igual que el primero me trajo grandes satisfacciones.
Claro que en mis planes está realizar una nueva producción discográfica de música oriental, ya estoy trabajando para ello, con el apoyo y asesoría de excelentes músicos y poetas venezolanos.
– ¿Cuáles cantantes, compositores y galeronistas, admiras?
– A nuestra máxima gloria del folklore nacional Francisco Mata, al maestro Alberto “Beto” Valderrama, a mi tío Hernán Malaver “El Tacarigüero” y a mi otro ductor José Ramón Villarroel “El Huracán del Caribe”.
¿A quién consideras tu maestro en el canto y la composición?
Soy juglar del pueblo ñero
Nacido en San Sebastián
El muchacho que hizo Hernán
El “Cantor Tacarigüero”;
Mi Tío, mi consejero
Mi maestro prominente
Quien me formó cual sapiente
De la espinela completa
Por eso es que se respeta
La culebrita de Oriente.
Emigdio Malaver G.
Tacarigua, 16-05-09
Simón Guerra, compositor margariteño
“La música es una terapia”
- Yo aprendí solo a componer décimas, no tuve maestro, al igual que lo poco que toco lo aprendí por mi cuenta, por mi oído musical
- El Campesino Tacarigüero, es la canción que más le ha brindado satisfacciones.
CD «Mis Canciones»
Simón Guerra nació en San Sebastián o Tacarigua Adentro (Un pintoresco pueblo de Margarita), bajo la brisa cantarina del cerro de la Palma Real, de ahí su inspiración musical desde muy niño. “Yo me lo pasaba de la escuela al conuco con mi abuelo, así fui creciendo entre las labores del campo y los estudios, de ahí creo que viene esa musa poética, que sostengo que es un don divino, pues con eso se nace, sino es así, no llegarás a ser compositor, ni músico, ni cantante”, afirma enfático el hombre que se ponía “los zapatos maqueros”.
Este músico y poeta está casado con Nerys María Pérez, con quien tiene cinco hijos: Simón José, Gonzalo Jesús, Nercy del Carmen, Carolina del Valle y Pablo Rafael, todos trabajadores y estudiantes y de quienes se siente orgulloso.
“La música es mi vocación”, afirma tajantemente y agrega que desde que tiene uso de razón le ha gustado e igualmente la composición y por eso empezó por aprenderse décimas y cantarlas y más tarde comenzó a realizarlas. “Yo aprendí solo a componer décimas, no tuve maestro, al igual que lo poco que toco lo aprendí por mi cuenta, por mi oído musical”, aclara.
Con su azadón en el hombro y su mapire terciao…
A pesar de que no le ha dedicado más tiempo a la composición, tiene en su haber más de cincuentas canciones, pero de las cuales la más que le gusta es “Mi nostalgia”, aunque “El campesino tacarigüero”, es la canción que más le ha brindado satisfacciones, pues la han grabado varios cantantes y hasta él mismo. “Yo me inspiraba en mis inicios en los temas románticos, pues me gustaban los boleros y las guarachas y le hacía canciones a las muchachas y les cantaba serenatas; luego me identifiqué con la música de mi pueblo y me inspiré en el paisaje y las costumbres de mi terruño, tanto en canciones como haciendo décimas, de las cuales ya perdí la cuenta de las que he hecho”, expone.
Ahí lleva las arepas con su machuelo salao
Simón Guerra lleva la música por dentro, en las entrañas y por eso manifiesta: “La música llena de alegría a las personas , es una terapia que cura el alma y el espíritu, y mientras uno alegre a la gente con su canto y sus composiciones, uno en esa medida se contenta también”, explica emocionado y subraya que grabó un CD llamado “Mis canciones”, donde recogió un ramillete de sus creaciones y el cual lo realizó porque mucha gente lo aupaba para que lo hiciera y pudieran escuchar sus canciones en su propia voz. “En ese disco está parte de mi cosecha musical y está mi canción favorita: Mi nostalgia y la más popular: El campesino Tacarigüero”, expresa.
Ay, campesino dónde vas tú…
“En Margarita hay mucho talento musical, pero las autoridades debe prestarle ayuda. A la música margariteña que es muy variada, deben darle su justo valor, apoyarla y difundirla. Eso aspiro y espero y más aún, en mi caso particular, que ya estoy seleccionando un material para grabar un CD y ver si Dios quiere y la Virgen, lo pueda bautizar en julio cuando cumpla mis primeros 70 años”, nos manifiesta para finalizar.
Yo voy para mi conuco porque ese será mi cruz
La tarde en San Sebastián delira en el horizonte, reflejando su sombra en la cima de la Palma Real y Simón Guerra pasa a formar parte del paisaje de su pueblo, que lo vio nacer y crecer y ahora lo observa cantándole sus versos y añorando aquellos tiempos hermosos que no volverán.
Texto y Fotos: EMIGDIO MALAVER G.
emalaverg@gmail.com
“Yo nací para cantar como los pájaros”
ESTA ARTISTA MARGARITEÑA RECONOCE QUE FUE EL MAESTRO BETO VALDERRAMA PATIÑO, QUIEN LA DIO A CONOCER NACIONAL E INTERNACIONALMENTE
EMIGDIO MALAVER G.
( emalaverg@gmail.com)
Jennifer Moya, nació en San Sebastián (Tacarigua Adentro). Es Licenciada en Estadística, graduada con mención honorífica Cum Laude en la Universidad de Oriente, en la cual es docente. Actualmente realiza la tesis de la maestría en Ciencias Administrativas -mención Gerencia General. En estos momentos hace muchas cosas, según confiesa. Pero esta alondra tacarigüera es más conocida en Margarita, por su melodiosa voz, envidia de canarios y turpiales, y por eso conversamos con ella.
¿Por qué cantas?
– En primer lugar porque mi Diosito hermoso y sagrado fue generoso conmigo y me otorgó el don del canto; para mí el cantante nace, no se hace. Es un don divino, preciado y celestial que me otorgó la vida, yo canto porque al igual que los pájaros, nací para tal fin porque Dios así lo quiso.
Y, ¿dónde cantas actualmente?
Hoy en día estoy ejerciendo musicalmente el género del pop, balada y algunos clásicos del rock, en un nuevo proyecto musical, denominado Signos. Este es una banda musical, donde yo actúo como voz líder y única solista de la agrupación. Es quizás uno de los conceptos más nuevos que Jennifer Moya ha experimentado, pero que al igual que todos los géneros que he cantado, los estudio y trato de interpretarlos con toda la pasión del mundo en los lugares donde me presento, generalmente los fines de semana: Stigma, Sala Show Flamingo, Gran Casino del Hilton, Hard Rock Café, entre otros.
¿Cuántos discos o canciones has grabado?
-Discos completos de Jennifer, ninguno hasta el momento. Te adelanto en primicia que estoy justamente en proyecto de grabación de mi primer disco como solista; bueno, más bien en el ejecútese del proyecto, ya están 6 temas listos en el género de la balada pop, de compositores margariteños, y bajo la producción de un talentoso músico al que admiro súper, el maestro Pepe Orta. Bueno, aspiremos que prontamente, Dios mediante, dicha producción esté perfectamente consolidada. En, cuanto a canciones grabadas si tengo muchas; he tenido participación musical en alrededor de 10 producciones musicales, como Orquesta Típica Margariteña, la Parranda de Margarita, los Cantos Tradicionales volumen I y II, grupo Bruma y Sal, el disco de Juan Cardona, entre otros.
¿Quiénes han sido tus maestros en el canto?
Desde que me inicie en el canto he tenido la suerte de contar con grandes maestros, el primero de ellos, el maestro Hilario González, que si se quiere fue quien descubrió mis virtudes para el canto, cuando tenía alrededor de 8 años, en la escuela «Cruz Millán García» de San Sebastián. Luego Eligio González, quien me incursiona en el ámbito de presentaciones a nivel regional, en el famoso Grupo Cachapa, de Tacarigua. Finalmente, el ser que más admiro, quiero, aprecio e idolatro, Beto Valderrama Patiño, mi maestro de maestros…
Gracias a él me doy a conocer nacional e internacionalmente.
¿En cuál ritmo musical te sientes mejor?
Yo adoro cantar y eso involucra cualquier género existente en el mundo; Jennifer Moya es un ser versátil en ese sentido, he experimentado cantar géneros como: música tradicional margariteña, merengues, baladas, boleros, pop, rock, salsa; en fin, la música es música y yo adoro cantar independientemente del género que sea.
¿Cuáles son tus sueños?
Yo soy una persona que cree fielmente que los sueños son metas a largo plazo y por eso trato de materializarlos.
Dentro de mis sueños o proyectos de vida más anhelados, destacan: consolidarme como una gran cantante a nivel internacional, digna representante de mi país; otro sueño es hacer carrera como profesora universitaria e investigadora en el campo de la Estadística y exponer mis investigaciones por el mundo.
Finalmente, ver a mi hijo consolidado como un hombre de bien con la mejor educación, valores y principios, dentro de una sociedad que tanto lo amerita hoy en día.
¿Cuál ha sido uno de tus momentos más emocionantes?
El más significativo y la mejor de mis emociones es haber sido madre, la experiencia de traer a la criatura más hermosa del universo, Omar Alejandro, de lo más profundo de mi ser, darle vida, oírlo respirar, reír, llorar, verlo crecer cada día, es sin lugar a dudas lo mejor y más emocionante que me ha pasado en la vida.
¿A quién admiras?
El ser que más admiro, es a quien me dio la vida, mi madre, Rosa Gil, esa mujer luchadora que logró sacar adelante prácticamente sola a tres hijos, hoy graduados y bien formados en valores; mamá, nunca me diste riquezas, pero te agradeceré eternamente el tesoro más valioso que dejas, la educación que me impartiste.
¿Qué es para ti ser margariteña y más aún tacarigüera?
Es sencillamente fascinante… Doy gracias a Dios y a la vida por haberme consagrado a vivir en esta tierra, soy margariteñita hecha de mar y sol, de purito guayacán… amo esta tierra que me vio nacer. Y respecto a lo de ser tacarigüera, creo que no existe mejor pueblo en el mundo entero. Siempre diré con orgullo, soy de San Sebastián de Tacarigua, de la calle El Llano, nacida entre la Palma Real… Eso representa lo que soy y lo que seré el resto de mi vida…
El Misterio de las garzas blancas de Tacarigüita
Pero, desde ¿cuándo esta ronda de garzas ha hecho su aparición en Tacarigüita? Sus habitantes no recuerdan fecha, pero señalan que en cada alba aparecen y dan en el firmamento como una vuelta de reconocimiento y siguen su camino hacia los pueblos que están después de Tacarigua. Y en horas vespertinas regresan y dan en el cielo su acostumbrada vuelta, se posan en un árbol seco, muy cerca del poblado, tardan un rato ahí y después emprenden nuevamente su recorrido mucho más allá del Portachuelo, buscando los lados de La Asunción. Pero es un misterio tanto de dónde vienen en la mañana, como para dónde van en la tarde.
Sin embargo, unos dicen que vienen desde Juangriego y van a dormir al cerro de Matasiete. Aunque son puras especulaciones. Pero sea como sea, es indudable que en horas de la tarde, más que todo cuando el sol se está muriendo con delirios destellantes en el lejano ocaso, estas preciosas garzas blancas forman un espectáculo maravilloso e inefable en el despejado cielo de Tacarigüita.
Emigdio Malaver G. emalaverg@gmail.com
Revista Margarita en Tus Manos
Julio 2008
Maíz: en la vida de la Tacarigua de Margarita
Tacarigua o el pueblo de las cachapas por excelencia de nuestra Margarita, sigue ahí apegada a sus costumbres y su tradición agrícola y sobre todo por sus sembradíos de maíz. Por eso a la primera garúa que se asoma por sus laderas, como anunciando las futuras lluvias, el campesino limpia y prepara su campo, para que luego el surco reciba el maíz, que se convertirá en grandes malojales con espigas y mazorcas con alegres barbas, cubriendo el delicioso cereal.
En fin, Tacarigua ha vivido y vivirá por siempre apegada al maíz.
Emigdio Malaver G. / emalaverg@gmail.com
Revista Margarita en tus manos
Marzo 2008
Tacarigua …un pueblo agrícola margariteño
Sin embargo, en los últimos años el arte de cultivar la tierra en tan hermosa población se ha visto afectada por la falta de agua y la ausencia de las lluvias. No obstante, ciertos pobladores de la región, a la primera “garúa” que llega a besar el suelo fértil tacarigüero, agarran sus aperos y empiezan a abrir los surcos, donde más adelante germinarán las semillas alegremente, como cantándole al hermoso paisaje con que la naturaleza ha dotado a la parroquia Guevara del Municipio Gómez del estado Nueva Esparta.
En la tierra tacarigüera, dicen los versados en asuntos agrícolas, se produce de todo; basta y sobra con lanzar la semilla y vengan las anheladas lluvias, para que broten no solamente las plantas de los granos sembrados, sino otras silvestres que desde cierto tiempo han esperado el sabor del agua venida del cielo como la misma bendición; tal es el caso del chimbombó y el pepino de monte, que se engendran espontáneamente en su fecundo campo.
Pero a pesar de los pocos agricultores que hay en la actualidad comparados con los de otrora, Tacarigua en tiempos de lluvia deja ver sus conucos floridos y sobre todo los sembradíos de maíz, el cual en el pasado no sólo sirvió para el sustento propio a través de las arepas y las cachapas, sino que muchas familias se aprovecharon de él, y criaron a sus hijos a través de la venta de los productos derivados de tan valioso grano y que le valió a Tacarigua, el que fuera llamado el pueblo de las mejores cachapas.
Hoy con la modernidad, los tiempos han cambiado, pero lo que queremos señalar en esta reseña es que a pesar de todo, aún hay tacarigüeros que les rinden gloria a los agricultores de antes, en una Tacarigua con tan pródiga agricultura, que le dio fama tanto en toda Margarita como en tierra firme.
(Tomado de la Revista Margarita en tus manos. Agosto-Septiembre 2007)
Emigdio Malaver G.
emalaverg@gmail.com
El primer médico de la población
El doctor Laplana: Un médico que hizo historia en Tacarigua
Emigdio Malaver G. (*)
Tacarigua, 20 de julio de 2007
Corría el año 1947 y el pueblo de la Tacarigua de Margarita, de calles polvorientas, de humildes habitantes y pasando penurias no sólo por la sequía que entristecía sus campos, sino por las enfermedades que diezmaban su salud, esperaba por un benefactor. Fue entonces que como un Dios, llegó el Doctor Luis Laplana, el primer médico que tuvo la población.
El Doctor Laplana, un español de Madrid, cuenta que lo que más lo ha impresionado en Venezuela, fue el recibimiento que le hizo la gente buena y solidaria de Tacarigua. “Yo a veces, pienso, que eso fue como si yo hubiese nacido ahí y me hubiera ido a estudiar a Madrid y cuando me gradué volví al pueblo, porque de otra forma no me explico aquella bienvenida”, dice emocionado el médico, quien sólo estuvo en Tacarigua, dos años y otros dos en Santa Ana.
“De esa gente buena tacarigüera –nos dice- recuerdo a Chica Romero, para mí era numero uno. Pablito Romero y su primo Tacho; el maestro Cándido Sánchez, quien era para mí un hermano mayor que me aconsejaba. También a María Landaeta, quien nos atendía la casa. A Cayita Landaeta, quien nos surtía de bienes, pues iba a Porlamar y los compraba y los vendía en el pueblo. A Carmencita Marcano, una muchacha que limpiaba el consultorio, y mucha gente que no viene a mi memoria”.
“En aquellos tiempos –prosigue- había mucho trabajo, se trabajaba bastante y la organización era muy buena. La Medicatura funcionaba bastante bien. En la mañana era consulta general; luego en las tardes, yo tenía una tarde para visitar a San Sebastián, que era la Medicatura clase B, otra que era para embrazadas y una que era para lactantes sanos. Se trabajaba bastante, repito, pero era todo muy económico. La Medicatura costaba al Estado, yo calculo un estimado de tres mil bolívares mensuales”.
Para ese tiempo, señala el médico, había muchas enfermedades, pero las más comunes eran del sistema digestivo. “Sin embargo, a pesar de todos los malestares que padecía el poblado, la Sanidad estaba para la época asombrosamente adelantada. Ahí se vacunaba y en la Medicatura había ciertos medicamentos que calmaban el dolor a los pacientes. Había curas umbilicales para los partos, los cuales yo ahí atendía”, apunta el Dr. Laplana.
Dr. Luis Laplana: “A mí me emocionó la bienvenida que me hizo Tacarigua.
UNA HIJA TACARIGÜERA
“Mi esposa vino cuatro meses después que yo llegué a Tacarigua y ahí nació mi hija Marycarmen, quien murió, pero vivió una vida muy intensa, e incluso una vez vino de turista y visitó su casa natal, o sea la de Chica Romero, que era donde yo vivía. En ese momento el guía turístico le enseñó a Porlamar y la Asunción y le dijo que los pueblos del Portachuelo hacia abajo no tenían nada interesante, y ella le dijo que Tacarigua tenía un sitio importante: ¿Cuál es? Le preguntó el guía. “Ya te digo”, le contestó mi hija. Cuando llegó al frente de la vivienda, le dijo: “Este es el sitio, pues en esta casa nací yo”. El Guía quedó asombrado, porque no se imaginó que la turista que guiaba era nativa de aquel pueblo”, cuenta sonriente el Galeno.
DE TACARIGUA A SANTA ANA
“También quiero decirte que si yo hubiese encontrado en Margarita como realizar mi reválida del título de médico obtenido en la Universidad de Madrid, yo me hubiera quedado para siempre en esta tierra, que me recibió como un hijo”, nos enfatiza convencido el Dr. La Plana, quien al preguntarle el por qué se cambió para Santa Ana, nos responde: “Por lo que a mí me contaron, a mí me cambió para Santa Ana el gobernador Heraclio Narváez Alfonzo, quien era nativo de esa población, a la cual le preguntó que le gustaría que él le hiciera, el pueblo respondió que querían al médico que tenía Tacarigua, y el gobernador los complació y tuve que irme para Santa Ana”.
EL DR. LAPLANA COMO SANTO
Pero lo cierto fue que el Doctor Laplana, se identificó tanto con el pueblo campesino de Tacarigua que empezaron a quererlo como un Santo, pues él mismo confiesa que muchas personas le pedían fotografías que luego ampliaban y las colgaban en su humildes viviendas, a las cuales el Galeno visitaba para conocer la salud de sus habitantes y estrechar sus manos.
El médico Luis Laplana, formó parte de aquellos hombres que venidos de otros lugares, hicieron historia en nuestros pueblos margariteños y que por siempre estarán en sus memorias, porque dejaron una huella indeleble por su vocación de servicio, mística y su gran amor al prójimo.
(*) Estudiante de Comunicación Social
emalaverg@gmail.com
UN CANTO DE ADIÓS PARA LUIS ROSARIO
Hasta siempre, apreciado amigo.
28 AÑOS DE “YO SOY MARGARITEÑO”
Este programa radial es conducido por el locutor margariteño Horacio Quijada y se transmite por la emisora Fe y Alegría para toda la zona sur de Anzoátegui y otras partes del oriente del país. Horacio Quijada, nació en Los Pilones, pero presentado en el Valle de Pedro González y desde ahí sintió el orgullo de ser margariteño y emocionarse enormemente cuando el salitre le baña el rostro. Tiempo más tarde trabajando en radio Guanipa, un grupo de margariteños le plantearon el porqué no se escuchaba en la emisora la música margariteña, Horacio les explicó que la musicalización no dependía de él, sino de la persona encargada para eso. Sin embargo, pensando en su casa sobre el tema, se le ocurrió la idea de realizar un programa sobre la música de nuestra tierra y fue ahí que en noviembre del año 76 habló con José Luís Tineo, director de radio Guanipa, y le planteó el proyecto y a Tineo le gustó la idea, fue así que después de más de un mes de promoción, el programa salió al aire en enero del año 1977, con bastante aceptación y rápidamente se fue popularizando porque empezó a darle cabida al talento vivo a través de varias manifestaciones. Con el tiempo el programa empezó a transmitirse en vivo desde otros lugares, de ahí que se ha transmitido desde muchas partes del oriente del país, pero sobre todo desde Margarita, como por ejemplo, de San Sebastián, de Tacarigua Afuera, de Altagracia, de Pampatar y del Valle de Pedro González. También se ha transmitido desde Tucupita. Igualmente desde Guárico, donde hicimos un galerón promesa, el cual se llamó un encuentro entre el llano y Margarita. “Pero indiscutiblemente donde yo siento más emoción cuando trasmito el programa en vivo, es desde margarita, es una cosa grandiosa”, nos dice emocionado Horacio Quijada. Igualmente señala que el programa no solamente es oído por margariteños, sino por otros habitantes del estado Anzoátegui, e incluso por extranjeros, tales como portugueses, italianos y hasta chinos llaman al programa, pues éste es un programa que contagia; tanto es así que llega a los fundos más apartados de Anzoátegui, e incluso el programa ha llegado a Oxford – Estados Unidos, a través de un Capitán de Altura que lo llevaba grabado cuando viajaba a esa ciudad. Por otra parte recuerda Horacio que el por intermedio de José Ramón Villarroel, vino a transmitir por radio Nueva Esparta un galerón desde Santa Isabel, y el Huracán del Caribe le dijo que tenía que ser profeta en su tierra. “Entones a mí –nos dice Horacio- se me ocurrió empezar de entrada la animación con la siguiente décima:
Comienza la transmisión
de este ameno festival
de galerón oriental
esta noche en La Asunción
donde veremos el Don
poético de esta gente
que ha venido gentilmente
con su alegre improvisar
juntos a demostrar
como se canta en Oriente.
. “Pero la décima que le gustaba más a José Ramón –prosigue Horacio- es ésta (cada vez que iba a El Tigre la pedía que la cantara):
Esta expresión de cariño
llévesela al tinajón
al mapire, al azadón
en la tierra de Mariño
al viejo, al joven, al niño
y a esa mujer vallera
grande por dentro y por fuera
de extraordinario valor
y dígale allá al folklore
que lucho porque no muera.
“También te digo que a petición de Beto Valderrama –continúa el locutor- yo fui el primero que canté una décima frente al cuerpo inerte de José Ramón Villarroel. Esta estrofa dice así:
La décima de Espinel
se quedó en la carretera
hoy la tierra marinera
llora mucho a Villarroel
consecuente, amigo fiel
fue padre en el galerón
que ya cumplió su misión
dándole vida al folklore
Dios mío, que gran dolor
se nos fue José Ramón.
Por último señala Horacio Quijada que a través de estos 28 años del programa “Yo soy margariteño” ha recibido muchas satisfacciones y que el espacio ha pasado por radio Guanipa, la Voz de El Tigre, una FM y en la actualidad que está en la emisora Fe y Alegría. Espera cumplir muchos años más con este programa que le marcó el camino a la música margariteña en la zona sur de Anzoátegui.
Horacio Quijada durante una transmisión de su programa radial «Soy Margariteño», desde la Casa de la Cultura de Tacarigua, en acto efectuado el 5 de julio de 2003, con motivo del bautizo del libro «El Gua, Gua, Gua de los Guaicos» de Cheguaco, en ese momento inicia la presentación del acto con la presencia de la Coral Infantil «José Joaquín Salazar Franco»,dirigida por el músico tacarigüero Félix Gil.
Fundación José Joaquín Salazar Franco

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