…Se me van saltando las lágrimas cada vez que veo sus ojos lánguidos buscando un horizonte en la pared del frente cuando está sentada o en el techo cuando se acuesta; mirada sin nada que la distraiga porque se fija en algo que ve pero no entiende; porque lo que ve es un espacio vacío en su cerebro y no entiende y su vista cambia a otro punto y se lo queda viendo sin mirar, lo observa y no asimila y voltea sus ojos hacia mi y sonríe porque entender esa cara y ver esos ojos le han encandilado el cerebro, entiende que es el, el compañero de siempre, su guarda espalda de tantos años, su enfermero de 50 meses, pero no se acuerda de mas nada, sino de su cara aunque levemente; empieza a navegar sin brisa, mirando a otras instancias en otras posiciones, a nadar sin brazos, en un cerebro anclado en el espacio entre nebulosas y galaxias; todo en blanco con puntos rojos y negros que se van desvaneciendo poco a poco hasta que los panales del cerebro se cierren, panales que en vez de miel producen lágrimas impactando mi vida cuando veo sus ojos sin miradas, solo una leve sonrisa al amante, al amigo, al compañero. Ahí la vi, 495 meses y 10 días después de jurar ante Dios, la eternidad de un amor, perdida en el tiempo, cabizbaja, navegando en su espacio interior, sin brújulas ni volantes, a una velocidad que la aterra porque presiente vértigos en el alma y luego, la alegría de volver a recordar, de hablar con coherencias, de sonreírnos, de abrir su boca a recibir sus pastillas, del peinado madrugador “para que me vean bonita”, de aquella frase que le oí a Donata, 48 años antes: “yo no me quiero morir”, pero coqueta y linda hasta el final……ella ya no está, se fue al cielo al llamado de Dios y a esperarme cuando el Ser Supremo lo decida porque “así son las cosas cuando son del alma”. Del llanto al canto hay un mientras tanto, llanto que te adoro, llanto; La Negra ya no está, su voz retumba en estas 4 paredes y a mi se me va la vida en recordar sus llantos y sus frases entrecortadas y a que hora me toca la pastilla y quiero tomar mi Enterex y vamos a la diálisis a decirle al Doctor Adrián que estoy perdiendo mucho peso y donde están mis niños Gerardo, Fabián y Gabriel y enséñame las fotos de Mia y Santiago y donde está Esteban y Nathaly que venga a bañarme y Domingo Alberto que me traiga pan de San Juan Bosco y por qué no ha venido Isaura……

Como te quiero, Negra, cuanto me has hecho llorar; la vida no va a ser igual, la vida ahora será un Valle de Lágrimas, pero cuidando a tus nietos voy a reivindicar tu memoria aunque siempre, cada noche, al extrañar tu presencia a mi lado, me secaré las gotas de sal en los ojos y aprenderé a administrar… “ este resto de llanto que me queda”; como te quiero, Negra, ay Dios mio