Biografía de Teodoro Gúzman Landaeta «Choro»
Escrita por Domingo Carrasquero Ordaz
Era domingo por la tarde, en el año 1.919, cuando Chica Landaeta trajo al mundo a un niño varón de pelo negro y crespo bautizado después como Teodoro Avelino, el cual, con el paso de los años, se convertiría en uno de los mejores oradores de la localidad de Tacarigua, en el Estado Nueva Esparta, Venezuela; ese día, 9 de noviembre, su papá Florencio Guzmán Moya, celebró por todo lo alto su nacimiento con un ron con ponsigué producto del fondo de la casa, en la calle principal del pueblo. El Jefe Civil, para esa fecha, era el Bachiller Pablo Romero González quien combinaba sus ocupaciones de maestro, jefe civil y gallero empedernido y su Secretario era Laureano Malaver; el Juez era el señor Fernando Gil M y su Secretario Antonio Velásquez G.
En ese mismo día pero en el año 1.568, desde Granada, el Rey, se dirigió a los herederos de Marcelo Villalobos para saber si querían continuar disfrutando de la merced que le había concedido a su difunto padre y años después, en 1.865, nació en la ciudad de Juangriego, Rafael Valery Maza, un extraordinario educador neoespartano; también, en 1.896, apareció en Porlamar el periódico El Pincel dirigido por Antonio Salazar Martínez.
….de niño mis aficiones favoritas eran las de elevar voladores, jugar trompos y asistir a la escuela en unión de mis hermanas Bonifacia, Marcelina, y Felipa; oía mucho el canto de los pájaros como una forma de describir la palabra libertad; ponía atención a las cosas mas sencillas y era un lector de mucha disciplina lo cual me permitió terminar el tercer grado en Tacarigua y continuar mi preparación, en forma personal, en virtud que papá no tenía los medios adecuados para seguir los estudios, en ese tiempo.
Teodoro llegó, antes de cumplir los 18 años, a ser Secretario del Juzgado de Santa Ana desde Enero hasta Junio de 1937 actuando bajo la supervisión del Juez Fernando Gil M., el mismo que estaba en ese puesto, cuando su nacimiento ; luego en el mes de Agosto de ese año 1937 fue Secretario de la Prefectura de la Parroquia Guevara, por un lapso de 6 meses, siendo el Prefecto Jesús Romero Guilarte; después, en Enero de 1938, se desempeñó como Maestro de Educación Primaria en la localidad de San Sebastián, en la Escuela de Varones Diurna Nº 108 hasta el mes de septiembre de 1939 cuando fue reemplazado por Jerónimo González, también de su pueblo natal; para ese entonces funcionaba en San Sebastián, la Escuela Diurna de Hembras Nº 26. regentada por Patricia Sánchez como Preceptora.
…antes de cumplir 20 años y una vez terminado el contrato en la Escuela de San Sebastián, retomé mis labores habituales de asistir al conuco con mi padre, visitar las casas del pueblo donde habían muchachas bonitas y profundizar mis lecturas sobre la revolución bolchevique, ideas estas que me hicieron abrazar la ideología comunista, a temprana edad, como otros muchachos de mi tierra. Uno de los recuerdos más importantes que guardo es el reconocimiento que me hacían las muchachas del pueblo para quienes mi presencia era inconfundible en virtud de mis facilidades para interpretar melodías a través del silbido. También recuerdo que en el año 1940, junto con Pablito Romero, Ninito Cabrera y Aníbal Rodríguez, fundamos el Partido Comunista de Venezuela en Tacarigua constituyéndose este en una plataforma importante de primera línea en nuestras reivindicaciones.
En el año 1941 contagiados por la presencia de la juventud de su época, asistió a la fundación del Centro Cultural Guevara, en Tacarigua junto con los señores Felipe Mercedes Morao, Ambrosio Cabrera, Aníbal Rodríguez, Juan Salazar, Emeterio Salazar, Flor María Salazar de Gil, Florentino Antonio Nuñez, Escolástico Guzmán, Luisa Rodríguez de Sánchez, María Torres de Cabrera, Francisca Romero de Morao, Victoria Ordaz, Nicasio Marcano Nuñez, Isabel González de Gil, Mercedes María Lárez, Carmen Malaver y Antonio Millán. Fueron 18 personas que tomaron el camino de la lucha social para elevar el nivel cultural de su terruño y luego de 7 años de lucha lograron grandes triunfos. En ese ínterin Teodoro continuó estudiando su primaria llegando a obtener su Certificado de Sexto Grado en la población de Santa Ana.
Cuando cumplí 23 años, eché mis alas a volar y armado de valor, me fui hasta El Tigre, de la mano con mi cuñado Antonino Jiménez a quien ayudaba en las ventas de artículos comerciales; estando allá tuve la oportunidad de ingresar a la Mene Grande Oil Corporation como Obrero de taladro a cumplir guardias de día, 3 a 11 y 11 a 7; era un sol que nos quemaba y deshidrataba pero los deseos de surgir eran inmensos hasta que un día, un americano grandísimo cuyo apellido no recuerdo, se dio cuenta de mi preparación intelectual y fui ascendido a Encuellador en la nómina de esa empresa; de igual manera empecé a militar en el sindicato rojo de El Tigre.
En el año 1945 la situación política en Venezuela se tornaba algo delicada al ser derrocado Isaías Medina Angarita por un golpe militar; los obreros venían de lograr importantes conquistas sociales bajo el período de Medina por lo cual, la presión sindical se incrementó en los centros de trabajo y las petroleras no eran la excepción. Como miembro del Sindicato rojo de El Tigre, Teodoro formó parte de su Junta Directiva en ese año de 1945, como Secretario de Organización, gracias a su compromiso con los trabajadores y a su fuerte verbo en las tribunas donde le tocó dirigir sus mensajes. En el año de 1946, fue enviado a México, en representación de los trabajadores petroleros de Venezuela visitando las localidades de Puebla y terminando en Tampico, en el Estado Tamaulipas donde, las aguas del río Pánuco recuerdan su voz aguerrida y su verbo encendido contra el imperialismo y la desigualdad de los pueblos americanos. Esto le comenzó a crear problemas en su casa de habitación al ser detenido cada vez que los obreros reclamaban sus derechos; comenzaba la represión a rondar su vida.
…yo me casé con la hija de Raimundo González y Tomasa Sánchez llamada Maximina González cuando ella tenía 18 años pero la vine a ver un mes después cuando llegó a Puerto la Cruz con su hermano Jerónimo González a bordo de la lancha María Rosario. Para ese entonces me representó en ese acto, en Tacarigua, un tío de ella, el Maestro Cándido Sánchez por cuanto me negaron en la compañía el permiso para asistir a mi propio matrimonio; la represión seguía revoloteando a mi lado; de allí nos dirigimos a El Tigre y en la Calle Simón Rodríguez comenzamos nuestra vida juntos la cual se extendió por 56 años y 3 meses, unidos alrededor de los hijos, padres y nietos, en diferentes ciudades del País.
Continuó trabajando en El Tigre y la represión que había comenzado a formarse lo fue cercando poco a poco con prisiones, citaciones y vejaciones que le hacían insostenible su ritmo de vida. Fueron muchas veces las oportunidades que Chimina, su esposa, tenía que ir a visitarlo a los sitios de reclusión en El Tigre y Barcelona, con los niños pequeños y las lágrimas cerca del alma. Ese período desde su matrimonio en 1946 hasta finales de 1951, marcaron a Teodoro para toda la vida: fue sometido a prisiones en muchas oportunidades, amenazado con enviarlo a Guasina, donde la gente regresaba cadáver y le nacieron sus hijos Euclides en Abril de 1947, Migdalia del Valle en Enero de 1949 y en Septiembre de 1951, Luzmila del Carmen y la represión acentuaba su cerco por el hecho de disentir de otras ideas y de poseer unas propias que consideraba las mejores para los sin techo y los excluidos.
En Enero de 1952 me retiraron de la Mene Grande, fuimos varios compañeros que caímos en la botazón de ese entones y me dediqué a buscar, infructuosamente, trabajo en otras empresas pero el pasado de Sindicalista me privaba de ellos hasta que decidí, con Chimina venirnos a la casa de Chica Landaeta, mi mamá, en la Calle Principal de Tacarigua, a donde llegué el día que mataron a Delgado Chalbaud; allí me dediqué a trabajar en las labores agrícolas pero sin esperanzas de otros empleos por cuanto la represión me seguía los pasos, hasta que, por recomendaciones de Domingo Lista y Luís Rafael Gil, acepté un puesto en La Asunción en la Inspectoría de Tránsito Terrestre donde pude levantar dignamente a mi familia y ayudar a muchas personas en sus problemas legales, sociales y económicos; en ese puesto estuve hasta el año 1960. Recuerdo que en la casa de mamá estuve poco tiempo y me mudé alquilado en la vía que conduce hasta San Sebastián donde nacieron mis otros hijos Teodoro Ramón, en Febrero de 1953, Maxi José en Marzo de 1955 y Arnulfo José en Mayo de 1957.
En 1959, Teodoro se mudó a Porlamar, en el Sector Punda, a una casa que le costó mucho sudor, situado en la Calle Zamora Oeste, sitio conocido como Pozo Nuevo; allí comenzó una nueva vida, si cabe la expresión por cuanto, tenía nueva residencia, y empezó a laborar en nuevos empleos; en la actividad privada se desempeñó en Naveca una empresa de las lanchas voladoras de grata recordación en Margarita; en Rojas Hermanos con Mercedes Ramón, Estílita y Bartolo Rojas en la parte administrativa de los negocios de automóviles, posteriormente en la venta de Renault denominada Comercial Porlamar del popular Casaguita y últimamente en la Alcaldía de Mariño donde logró su jubilación después de cumplir con el período mínimo de tiempo de trabajo.
Recuerdo que el 6 de Agosto de 1968 asistí con mi hija Migdalia a Tacarigua a la fundación del Comité de Desarrollo Cultural cuyo nombre fue propuesto por mí y aceptado por la Asamblea lo cual me llenó de mucha satisfacción en virtud que nunca perdí el contacto con mi gente ni con mi familia; de igual manera pasan por mi los recuerdos cuando la organización Dividendo Voluntario para la Comunidad me hizo un reconocimiento muy hermoso en la ciudad de Porlamar y cuando la Cámara Edilicia de Mariño me declaró Hijo Adoptivo de Porlamar. Son momentos emocionantes que nos comprometieron, como seres humanos, a seguir luchando por la felicidad de la gente, haciendo el bien, sin mirar a quien.
Seguían pasando los años y en 2.002, Teodoro se traslada a Puerto la Cruz, donde residían dos de sus hijas, a recuperarse de una operación en la vesícula alejado del trajín de Porlamar; su recuperación iba lenta y luego de un año, fallece en la Clínica Zambrano un día 16 de Marzo de 2.003 producto de un paro cardíaco. Sus restos fueron enterrados, según su voluntad, en el Cementerio de Porlamar, vía Punta de Piedras, al día siguiente de su muerte, rodeado del cariño de sus hijos, familiares y amigos y en medio de un dolor popular por la ausencia eterna de un buen ciudadano.
Teodoro Avelino Guzmán Landaeta, hijo único varón de Florencio Guzmán y Chica Landaeta, es un orgullo de los Tacarigueros por cuanto pudo sobreponerse a las adversidades de la vida, para guiar a su familia por la senda del bien y del decoro, porque siempre se opuso a la gente que no le permitía pensar y actuar a favor de los humildes, porque siempre defendió a su tierra en cualquier posición donde estuviese, ayudando a su prójimo y abriendo caminos de esperanzas, porque fue el mejor tribuno tacariguero en toda su historia, representándonos en países lejanos con un discurso generado en las faldas de Mureche y El Guayabal, porque tuvo un corazón donde no se albergaron rencores ni envidia, solo amor para compartir y sonrisas para la vida. Choro fue un hombre envidiable, honesto, cariñoso, sincero que no dudó en transmitir esas cualidades a sus seres queridos….Choro Guzmán es parte de nuestra propia historia, por los siglos de los siglos.
Fundación José Joaquín Salazar Franco

Visita nuestro Facebook y Síguenos...
Contacto: