Biografía de Hernán José Malaver
Escrita por Domingo Carrasquero Ordaz

Hernán José Malaver nació un 18 de Junio de 1941, en Tacarigua, Sector San Sebastián; ese mismo día, 18 de Junio, se celebra el día de San Efrén y San Marcos, también el día nacional de Egipto y en 1815, el Duque de Wellington, derrotó a Napoleón en Waterloo; aquí en Margarita, en 1807, fue nombrado Gobernador de Margarita, el Coronel Antonio Montaña, quien solo vivió, en el cargo 10 meses y en 1923, Porlamar obtuvo un logro importante en su historia al haberse firmado un contrato entre el Concejo Municipal y la Compañía de Luz, Fuerza Eléctrica e Industrias, para dotar a esa ciudad de la esperada electricidad.

Mis padres, a quien Dios tenga en la gloria, fueron Luís Núñez, el hermano de Roque e Isabelita y mi madre Elvira Malaver, vientre fecundo que engendró también a Cirilo con Cirilo Marcano y a José Ramón (Princio), Dalmiro, Jesús y Bernardina con Cecilio Guerra. Mamá me crió en el camino de la responsabilidad, el trabajo y la honradez; recuerdo mi infancia, en mi pueblo, yendo a la Escuela Napoleón Narváez a terminar mi sexto grado y por las tardes, siguiendo los pasos del camino viejo, con mis alpargatitas negras, camino de la Conucá con mis hermanos de crianza, Simón y Luís, a sembrar en las entrañas de la tierra, rodeado del viento y del canto de los pájaros, eran otros tiempos y nosotros allí como protagonistas, garabato a la izquierda y palabras al aire en la derecha; estando solo, entonaba mis gaitas y mis galerones;  a mi siempre me gustó el galerón porque cada vez que danzaba cinco pasos con el azadón, había un espacio de tiempo que era ideal para componer un canto y una estrofa, combinaba trabajo con canción y yo orondo, en mi trabajo, acunado en las laderas y oliendo el monte. Los versos salían a raudales y después, al bajar a la calle donde nací, se las decía a Lico Larez y él, orgulloso, me las oía y me daba 3 años, en 1954, y como miembro de un grupo folklórico del Estado Nueva Esparta, representé a Nueva Esparta en Caracas, en ocasión de la Semana de la Patria, allí estuvieron presentes todos los Estados de Venezuela. También, a esa edad, participé en diversiones populares, como programador, compositor y autor de algunas de ellas. Empezaba, a esa edad, a recoger la cosecha de mis inquietudes, poco a poco, sin prisa.

Posteriormente, al concluir el sexto grado fue inscrito  en la Escuela de Comercio “Juan Bautista Arismendi” en La Asunción en horario nocturno; ese horario, la recluta que ocurría en ese entonces y la ausencia de una fuente de ingresos propias y seguras, lo obligaron a desertar de los estudios y en el año 1961, de la mano de su hermano Cirilo, se fue a los campos petroleros de Lagunillas a buscar la vida, a construir un medio de vida y a huirle al servicio militar. Fue un cambio radical, salir de sus  cerros para ir a otras tierras calurosas, con un mar lleno de cabrias, mechurrios y taladros, de lanchas y guardias de 11 a 7, de musiúes y “sanababeches” (sun of the bitch), de un calor insoportable que provoca siempre estar bebiendo agua fría y  que le hacía evocar las aguas del Copeicillo. Era otro mundo pero tenía que adaptarse y es así como, poco a poco, en cuatro años, en esa ciudad, fundó varios conjuntos de aguinaldos y patrocinó muchas diversiones populares para llevar a la gente del Zulia, el calor de nuestra tierra y arraigar ese sentimiento, con mayor pasión, a los margariteños que allá vivían. En verdad que, en esos cuatro años, se le encendieron los bombillos del alma y puso, en cada voltio,  su amor por las islas neoespartanas.

También recuerdo de mi infancia que vivíamos en la misma casa donde nací y que fuimos criados como hermanos mis primos Carmen, Luís, Ramona y Simón así como José Ramón, a quien llamaban Princio, Dalmiro, Jesús, mentado Bubo y Bernardina, mis propios hermanos e íbamos, yo ocasionalmente, a la Conucá a acompañar a Simón Guerra, mi primo, hasta el conuco de Braulio Morao junto con Princio y Bubo. Recuerdo también cuando mamá Elvira nos dejaba con mi tía Etanislá, la mamá de Simón porque ella se iba a Juangriego a vender la leche de vaca del corral y traer de allá, el pescado que nos servía de alimento, amen de otros encargos que le hacía la gente de pescado y artículos de mercancía seca. Jugábamos bastante hasta quedar rendidos. Como luchó mamá para ganarse la arepa, como nos dejaba solos para ir a buscar el pan de cada día y como respetábamos a tía Etanislá por sus consejos y aquel amor a todos de la misma manera, sin diferencias y sin distingos de nada.

El año 1963 regresó a su Isla y  el 21 de noviembre no soportó mas el estar enamorado escondido y tener la pasión como norte y se fugó con Miladys Suárez, la moza de mis sueños y luego se fue solo a Guayana a buscar trabajo en Sidor y  cuatro meses después de reportarse, vino a buscar a Miladys y se anclaron en esas dos ciudades guayanesas, con sus dos ríos guayaneses, a tener sus hijos guayaneses. El se fugó con ella a los 20 años y se casó a los 23, un 27 de enero de 1966 en Guayana conviviendo con Miladys, otros 26,  procreando a sus 5 pimpollos Luís Hernán, Adel, Manuel, Lisbeth y Elinor.

Esos hijos me taladraron el alma con tanto amor y recuerdo sus llantos mañaneros y mis faltas de sueño cuando temprano tenía que salir a tomar el autobús para irme a Sidor. Me iba al trabajo con sentimiento, dejando sola a Miladys con ellos muy pequeños pero tenía que salir a ganarme la vida, Matanzas me esperaba con su carga de hornos y aceros para llevarle el pan a los niños. Fueron días duros y en San Félix estuve hasta el 02 de septiembre de 1979 que me regresé a mi Tacarigua hermosa.

Hernán estuvo 5 años trabajando en Sidor y una huelga en 1969 lo hizo salir de esa empresa pero seis meses después, fue reenganchado por la presión sindical con lo cual cumplió sus 15 años de sudores al lado de láminas de acero, del fuego de las calderas y de las luchas sindicales en Sutiss. Eran tiempos difíciles donde las manifestaciones y las reuniones en la sede del Sindicato, marcaban la pauta y ellos allí, militando, con la esperanza en el cuadril y las ganas alrededor de los sueños, llenos de ideas y visiones pero en espera de resultados que los ayudaran a llevar un poco mas de dinero al Barrio La Gallina donde se residenció.

Recuerdo que un día del año 1968, mi primo Otilio Núñez, el hijo de Mariita, me convenció de actuar en Radio Puerto Ordaz como cantante de Galerón  sin tener yo, experiencia en esas lides; el nombre que utilicé fue el de Tacarigua margariteño;  al comentárselo a mi mujer, ella no lo tomó en serio y me dijo…A qué vas tu para allá? , a hacer el ridículo? Y me lo tomé con calma hasta la medianoche que regresé a casa con el primer premio consistente DE un flux el cual se lo mostré diciéndole….aquí tienes tu ridículo, vergaja;  y allí comenzaron a llegar los premios, trofeos y reconocimientos y yo, a esa edad  de 25 años, comencé a cantar con Anjá, mi maestro, anjá, con el Gallo de Quiriquire y con el mas grande de todos, José Ramón Villarroel. Imagínate el caché que me daba, eso quería decir que estaba en el camino correcto y que el folklore tenía asegurado su permanencia porque yo no podía dejar que muriese….Posteriormente cambié, por insinuación de José Ramón, mi nombre de batalla por Hernán Malaver, el Tacarigüero.

Hernán se destacó, en su primera fase cumplida en San Félix, al no tener miedo en el canto del Galerón y es así que actuó en el Malecón de Ciudad Bolívar, Radio Bolívar, Ecos del Orinoco, Radio Angostura, Radio Puerto Ordaz, Radio Canaima y Radio Caroní, unas veces como participante en Festivales de Galerón y otras como invitado en programas folklóricos. Organizó, igualmente, varios velorios de cruz en Sidor y Ferrominera Orinoco donde la participación del público lo honró como uno de sus favoritos obteniendo triunfos en varios festivales. Fundó, junto a otros amigos, los programas radiales “Macho, Criollo y Vernáculo” y y “Corazón del pueblo” en Radio Canaima. Fue a Monagas a actuar en velorios de cruz y nunca faltaba al velorio de la Casa Nueva Esparta en El Tigre y en Anaco.  Hernán dejó de lado la nostalgia, se puso los pantalones largos y actuó en escenarios que nunca se  imaginó Otilio Núñez: El Teatro de la Opera en Maracay, el Paraninfo de la Universidad de los Andes en Mérida por dos veces y en Anzoátegui se llenó de gloria en Radio Ondas Porteñas, Radio Puerto la Cruz y en la Feria del Mar y en Meneven y se fue hasta el sur en PDVSA San Tomé y PDVSA Anaco y se volvió al norte para seguir al este y en Sucre, se vistió de sus mejores trajes en Radio Sucre y Radio Cumaná y en Carúpano y en El Pilar  y en Irapa y en el Morro de Puerto Santo y Guiria y Mariguitar y siguió al norte de Sucre para llegar a “las mas brava de las Islas del mar de las Islas bravas” y actuar en Porlamar y Pampatar y Radio Margarita y Radio Nueva Esparta y El Tirano y Juangriego y Tacarigua y Fondene y Fedecene y el Ince y la Cruz Roja y Escuelas y Centros Culturales….todo una proeza del hijo de Elvira.

Recuerdo como si fuera ayer que me iba a dar una vaina cuando me dijeron que iba a representar a mi País en un Festival Internacional en La Habana, Cuba; asistiríamos al Festival de las Artes del Caribe junto a varios Países del área como Galeronista y aquello me electrizó el cuerpo en Junio de 1979 porque era increíble que me eligieran a mi; al Tacarigüero que salió de su tierra a buscar horizontes pero sin pensar en el canto sino en los hornos de Sidor; venir a nominarme me traspasó el alma y me llenó de angustias, menos mal que también fueron José Ramón Villarroel y Beto Valderrama porque si no explotó de la emoción….y me vine después a mi isla marinera a llenar de entusiasmo mi vida y a darle calor al Galerón y es así que formé parte de los Coordinadores del Centro Social, Cultural y Deportivo San Sebastián mientras estuvo en funcionamiento y luego participé, como Fundador, del Movimiento Cultural Tacarigua Adentro (Moculta).

Hernán Malaver "El Tacarigüero" y José Ramón Villarroel "El Huracán del Caribe"Hernán llegó a su pueblo natal y se incorporó al movimiento cultural y fue miembro de Fedecene por 2 años y Monitor musical en Fondene, y programador de las Fiestas de San Sebastián y Organizador de Diversiones Populares y en el ínterin, compró un camioncito para transportar mercancías de las aduanas a los pueblos de la Isla, como una forma de ganarse la vida honradamente y sin estar en aquel infierno de calderas y aceros; en 1985 tomó la decisión de fundar una Escuela de Galerones en San Sebastián y La Asunción, para jóvenes y niños y  para brindarles apoyo y alegría a ellos que, veían en ese arte, una pasión por la cultura margariteña y por otro lado,  era una forma de defender la tradición y preparar el futuro desde el propio presente.

A mi me empezaron a dar dolores en el lado derecho del abdomen y cada vez los fui sintiendo mas y mas, era como una hincaíta fastidiosa y que no se me quitaba y decía que eran los gases que me estaban echando broma; por eso no quería ir al médico y porque los seres humanos tenemos el defecto de dejarlo todo para última hora, a veces hasta nos automedicamos sin saber que tenemos y eso me pasó a mi hasta que un día llegó mi hijo mayor Luís Hernán y me llevó al consultorio del Doctor Mata y cuando me revisó me mandó a hospitalizarme en el Hospital Luís Ortega de Porlamar, donde me diagnosticaron una terrible enfermedad; recibí la noticia con mucha entereza, esos días fueron duros pero estaba esperanzado y fortalecido porque tanto la familia como los amigos estaban a mi lado dándome la mano, dándome fuerzas, no me dejaban solo. Luego pedí a los doctores que me trasladaran a Caracas porque tenía la esperanza de curarme por allá, bueno se hicieron los trámites y un 14 de mayo nos fuimos Miladys, mi esposa, y mis hermanos Bubo y Wilibaldo. Recuerdo que ese día me acompañaron al aeropuerto, mis hijos, mis hermanos, mis vecinos, mis amigos de Tacarigua para despedirme y desearme lo mejor, fueron momentos muy emotivos; cuando subí las escaleras del avión e iba a entrar, me voltié y vi  donde estaban todos parados despidiéndome, levanté el sombrero y los saludé, lleno de muchas esperanzas por regresar a mi isla y al pueblo tacarigüero…jamás pensé que era la última vez que veía a mis hijos, amigos y a mi isla.  Llegué a Caracas, me llevaron al Hospital Padre Machado donde pasé 12 días, los mas difíciles de mi vida, porque no veía ninguna mejoría y me daba una mala sensación y pensaba en mis hijos, coño y si me muero que irá a ser de ellos, sobre todo de las muchachas todavía estudiando, y esa angustia de saberme mal y de morirme sin ver a mi nieto Hernán José, sin ver mis cuatro paredes, sin tener a Miladys a mi lado sin sus cuidados y cariños y sin saber como será el futuro de mis pimpollos; coño ese dolor es grandísimo, separarse de los hijos sin saber qué les espera, sin poder darles consejos ni apoyarlos. Hasta que llegó esa tarde del 26 de mayo de ese año  1989 cuando se consumó mi partida de este mundo terrenal y en una avioneta militar me regresaron en un ataúd y ese día las calles se llenaron de dolor y en cada amigo habían gotas de llanto, por mi ausencia y porque yo, simplemente, adelanté este viaje.

Hernán Malaver es un Orgullo Tacarigüero, un hombre de mucha valía que se remontó a lo pueblerino para subirse a los mejores escenarios culturales de su País y del Caribe, a llenarse de pueblo, a defender su folklore, a apostar por lo suyo. Hernán se nos murió en Caracas, víctima de una penosa enfermedad, al lado de su esposa y nadie podía entender como una persona de apenas 47 años, 11 meses y 18 días tenía que abandonarnos, en plena madurez creativa y con tanto que le faltaba que dar. Hernán defendió a nuestro pueblo, en Venezuela y otros Países, cantándole a la Conucá y al Rincón y a Guaitoroco y al Copeicillo, embarrado de nostalgias.  Con Hernán se nos fue un pedazo de nosotros mismos, en plena época creativa, lleno de entusiasmos y querencias….Hernán simplemente, adelantó su viaje, nosotros aquí lo recordamos como uno de los Tacarigüeros ejemplares, orgullo de nuestras raíces  y con ese recuerdo que se merecen los hombres buenos….La Historia es el tren de la vida que tiene paradas en varias estaciones donde se puede subir y bajar, Hernán se subió al tren de la Historia a ver pasar los años de las vidas por los siglos de los siglos…. Hernán, el de Elvira, hermano.

Fundación José Joaquín Salazar Franco

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