..y fueron llegando poco a poco, de todas partes, con sus caras de ñeros y sus sonrisas de indios tacaribas, a verse con sus seres queridos, a reencontrarse con sus propios ancestros, a mirarse en sus propios ojos, a abrazarse con su pasado, y vino la hija de Agustín Millán a recibir su pergamino y su mapire, a nombre de su padre, grande el nombre y grande el hombre; Chico, el de Ezequiel, vino de Maracay a ver a sus paisanos, a sus amigos de siempre, a llenarse de morichales y chaparros, con su trayectoria ejemplar y el recuerdo de Emiliana; Chucho España, el de Guillermina, llegó, recibió, venció y se regresó, con su Calle El Conchal en el pensamiento y las canas de su juventud prolongada, llenando su emoción y su alma de Tacarigüero; y Emil Salazar, emocionado, hasta el tuétano, orondo, camino al recuerdo, recordando pasados y evocando sus correrías jugando librao y recorriendo el Pozo de la Vieja; y Zoraida, la de Lencha, con sus lágrimas de felicidad al saber que era su propio pueblo quien, homenajeaba su camino por la vida y allí es donde se nos pone el sentimiento al lado de los párpados; y de Bolívar nos llegó Felix Salazar, con su mejor sonrisa, evocando los pepinos y chimbomboes de su Tacarigua de siempre y con esa emoción de saberse congratulado por sus hermanos; y allí estaba Ismael Gil, el de Cheba con su Tacarigüedad inmensa al regresar al pueblo donde nació y se crió y recibir en el, un reconocimiento merecido por su trayectoria profesional y personal; y el Negro de Macha, siempre emocionado cuando de Tacarigua se trata, lleno de humildad, despertando almas, oteando futuros, hijo insigne, hermano en el tiempo; y Teresita, la de Lencha, la nieta de Mayía y Mamá  Carlota, con su sonrisa eterna, llevando en las pupilas el recuerdo de Pedro y ese orgullo de sentirse Tacarigüera hasta el cansancio; y Pastora, la de Mariana, pasión latente, la Reina del evento, bailadora de la Burra, con su sonrisa al ver que Chopo, su hermano, le entregaría su pergamino de Tacariguera Ejemplar; y Oswaldo, el de Celia,  con su humanidad plena de alegría y esa emoción que le atravesaba el alma, al lado de Carmen y sus hijos, caminos del recuerdo de su Calle Real; y Teresa Malaver, la hija de Vidal y Jovita, recordando cuando salió de Tacarigua a los 14 años pero sin olvidar la calle donde correteó su infancia; y Che, el de Taca, hermanado con la vida, con la humildad que se siente al saberse un Hijo Ejemplar de ese pueblo donde mora ahora y donde crece su pasión con el recuerdo de Sayo; y Martina, la de Mayía, emocionada, alegre, recordando a Angel quien estaría bailando en ese momento y viéndola contento, sintiendo que en ningún momento ha dejado de ser Tacarigüera; y Hernán, el de Andreita, sonriente, lleno de vigor y alegrías, con una mirada encajada en el orgullo de su Conchal eterno, rodeado de los suyos, amante de mil sueños; y Cheito, el de Yeya, lleno de esperanzas, rodeado de ese orgullo de saberse de nuestra Comunidad, galopando en el recuerdo de las personas que saben lo que vale un pedazo de Patria Chica, oloroso a eternidad; y Bango, el de María Ruiz, contento,  tacarigüero neto, con esa pasión de los que saben valorar el amor que se siente por esa pedazo de patria donde correteamos en nuestra niñez.

Fue muy gratificante y hermoso ver a Gustavo Rodríguez, presentador del Orador, oírlo decir que Newton, si hubiese sido tacarigüero, en vez de observar como caía la manzana de la Gravedad, habría visto a un mango tino, el destino de nosotros fuese otro; y oir a Eddy Sánchez, pasearnos por la Historia de nuestra Margarita de la mano del tiempo, narrando etapas de una forma magistral, con esa solemnidad, que también es nuestra y ver a la esposa y a los hijos de Benigno Guilarte recibir in memorian, una Placa a su Tacarigüedad de siempre. Y al Grupo Cachapa, con Elias, Eliut, Chicho, Victorina, Pedro, Claudia, Pedro Patiño, Rodolfo y el nieto de Baldo Mata,  siempre al lado de nuestras mejoras fiestas, sacrificando tiempo y distancias, pero con su Tacarigüedad ejemplar y a los Antaños de El Tigre y a los Hermanos Waldrop, enarbolando quimeras a pesar de su  dolor reciente y a Andrés González Marín ayudando a nuestro acto con su colaboración de altura y a Chente y a Martina y a Juana y a Teresa y a Carlitos y a Horacio y a Lope y a  tanta gente buena que hicieron de este IV acto, el mas concurrido y el mejor organizado.  Reconocimiento especial al Padre Miguel un nuevo tacarigüero quien no escatima esfuerzos para llenarse de Islalidad en momentos de amor….gracias a todos por permitirnos sentirnos orgullosos de ese pueblo que amamos tanto; gracias y esto no termina aquí porque lo incansable forma parte de las entrañas de Tacarigua.

Domingo Carrasquero Ordaz
Tacarigua, 02-05-10